viernes, 27 de agosto de 2010

El poeta de la belleza/ Eros & Order.
















Luego de una ansiada espera, llegó la obra de Robert Mapplethorpe al MALBA.Dejé pasar la inauguración de la muestra para poder recorrerla de manera más íntima y al día siguiente me acerqué al museo; mientras la recorría no podía dejar de sentirme emocionada.Me sentí profundamente conmovida por la exaltación de tanta belleza, y fue así que me cerraron mentalmente muchas cosas.
Viendo el corpus de su obra asumí realmente que Mapplethorpe fue ante todo, un sujeto extremadamente sensible y que su sensibilidad se tradujo en una obra tremendamente meticulosa, desde la composición de la imagen, el uso de la luz y hasta en los detalles mínimos de revelado e impresión en papel.Un sujeto virtuoso que se animó a desafiar de la manera más radical los límites del arte, utilizando un lenguaje neoclásico y formal, para un amplio y diverso repertorio de temas en sus diferentes series.

En palabras de Mapplethorpe el lo resume todo: “Busco la perfección de la forma. Lo hago con los retratos, lo hago con las pijas, lo hago con las flores”.

Con esta afirmación, el artista sostiene que en el arte cada uno de sus temas es tan válido como cualquier otro, rompiendo entonces con las jerarquías.
Para desarrollar su obra, este artista [el no se consideraba fotógrafo], compuso meticulosamente cada detalle de la imagen, esto se transformó en una obsesión de la forma perfecta.Para consolidar este proyecto se rodeó de los mejores asistentes técnicos, quiénes tenían que dar lo mejor de sí para lograr la imagen perfecta que Mapplethorpe buscaba.Concluyendo con una obra de factura exquisita, donde la luz, la selección de los elementos a retratar y la impresión, son la encarnación de su gusto exacerbado por la belleza.Este tipo de trabajo es realizado casi en su totalidad en estudio, lejos de la instantaneidad de sus primeras polaroids, este tipo de obras, son las que se pueden ver en el MALBA.

Profundizando en su obra, la podemos relacionar con el arte clásico, sobre todo en su estudio detallado del cuerpo humano y su comparación con las esculturas grecorromanas; esto pone de manifiesto la influencia que ejerció en su obra, su paso por la escultura.Ya que en la construcción de la imagen del cuerpo, podemos ver por medio de fragmentos, la anatomía escultórica, que recuerda mucho a las composiciones manieristas de Miguel Angel.Mapplethorpe asume el pasado clásico y lo vuelve presente.

Indagando más, y analizando toda su obra, podemos ver en la misma, que su rasgo mas destacado, es el de la yuxtaposición de elementos diversos.Es en esta conjunción que el artista demuestra su teoría al manifestar que no hay jerarquías ni diferencias de valores entre un tema u otro en la representación artística.Dentro de esta diversidad temática podemos encontrar sus extraordinarios trabajos sobre las flores, donde la idea generalizada de fragilidad que ellas generan, aquí se ve contrariada por la fuerza que irradian; el mismo principio presentan sus fotografías andróginas de Lisa Lyon.Donde lo femenino y lo masculino coexisten en este cuerpo modelado por el físico culturismo, tirando por la borda la concepción de la mujer como sexo débil.Si bien se pueden estudiar sus series de manera cronológica, el estudio del cuerpo del hombre negro, no cesó a lo largo de toda su producción.Toda este diversidad posee un hilo conductor, y es su compromiso con la belleza de la forma, pero además esto tiene un objetivo, perturbar al espectador de tal manera que sienta sensibilizado por lo que está contemplando y demostrar que la belleza se podía encontrar en momentos y partes insospechados.

Por primera vez en Argentina podemos ver su obra, son 132 fotografías de sus diferentes series, retrospectiva que se organizó gracias a la colaboración de la Fundación Robert Mapplethorpe de Nueva York de donde provienen todas estas fotografías y el lugar elegido fue el MALBA para recibirla.
Quería destacar también, la labor de la curadora Anne Wilkes Tucker, quién ha desentrañado el pensamiento de este gran artista y lo ha traducido en su guión curatorial, dandole voz a quién ya no está presente.
Mapplethorpe murió el 9 de marzo de 1989, a los 42 años por complicaciones por el HIV. Un año antes de su muerte, estando gravemente enfermo, fundó The Mapplethorpe Foundation.En palabras del artista, su visión de la fundación era la siguiente: “Que sea el vehículo apropiado para proteger mi obra, desarrollando mi visión creativa y que promuevan las causas que me importan”.
Desde su muerte, la fundación funciona como albacea de sus bienes, pero también difunde su obra en todo el mundo y contribuye donando millones de dólares para financiar proyectos de fotografía y de investigación médica en la lucha contra el SIDA.

sábado, 13 de febrero de 2010

En torno al Amor.




Amalgamas de insomnio 2.



Rememorando el Fedro, Platón describe al amor como un estado de locura, es así que al igual que un dios poderoso, el enamorado posee este estado por la ausencia del ser amado, este amante no posee el objeto de su deseo, porque entonces ya no habría amor y aún así tampoco se encuentra desposeído de él, porque ni siquiera lo podría amar.
Es en este acto de amor que vive el amante en su estado de locura, donde se gesta la belleza, por que bajo el ala del puro amor, el alma asciende a la contemplación de la belleza, de lo bello en sí; es lo ideal y lo eterno.
De ahí que se los califique de locos, hacen de su vida terrena un mundo ideal por sobre lo mundano, este estado de locura permite ver valores que los simples mortales no vemos porque son invisibles a los ojos de los que no aman.
Platón indudablemente plantea al amor como un deseo, el deseo de lo bello, aquello que tanto busca y que no posee, esto genera delirio y un afán apasionado; sería entonces este estado el que mejor describiera las sensaciones vividas por el compositor Gustav Von Aschenbach en la obra cinematográfica de Visconti, “Muerte en Venecia” inspirada en la obra homónima del escritor alemán Thomas Mann, Aschenbach enfermo y consciente del poco tiempo que le queda de vida, huye de su vida para refugiarse en Venecia, es allí donde conoce a Tadzio, un adolescente de sobrecogedora belleza.
Tadzio representación terrena de la belleza, objeto de deseo, expresión de juventud que Aschenbach ha perdido. Otro amor de leyenda, Visconti hace tangible el deseo de Adriano por Antinoo, los vuelve contemporáneos demostrando así lo infinito del estado del amor a través del tiempo, distintas épocas, un mismo deseo.
Visconti habrá pensado en los bustos de Antinoo para imaginarse a Tadzio? Si no fue así es una gran coincidencia; aunque el parecido es extraordinario una cosa es segura, el amor es un estado de locura, ese estado que nos lleva más allá de lo cotidiano, donde la percepción del tiempo es otra y podemos afirmar que somos partícipes de la belleza en la tierra, convertidos en desequilibrados ese estado nos desestabiliza y lo conocido se vuelve superfluo al lado del deseo fervoroso que sentimos, queremos compartirlo con todos, pero los demás no comprenden de lo que hablamos……